Me da vergüenza ir a terapia

Hay personas a las que les cuesta mucho trabajo hablar de si mismos, abrirse ante los demás. La terapia y el terapeuta no van a ser una excepción. Es perfectamente comprensible que a quien le sucede esto, sienta muchos reparos a la hora de decidir iniciar un proceso terapéutico.

Un terapeuta humanista es un profesional que ha llevado a cabo su propio proceso personal. Por tanto, conoce perfectamente todos los inconvenientes, reticencias y temores que pueden surgirle al cliente durante el proceso terapéutico. Conoce la vergüenza y sobre todo, conoce que la vergüenza cumple una determinada función para la persona que la siente.

Durante el proceso, el cliente avanza a su ritmo, explorando los asuntos de su vida hasta donde pueda llegar en cada momento. El terapeuta respeta en todo momento su ritmo y con ello, su intimidad. A medida que la confianza con el terapeuta va aumentando, y que su conciencia se va ampliando, el cliente empezará a conocerse más y empezará a comprender sus sentimientos de vergüenza y la función que tienen para él en su vida.

Lo importante es encontrar la forma de dejar de sufrir. La vergüenza ocasiona mucho sufrimiento, no sólo cuando te planteas iniciar una terapia, sino que seguramente también en otras muchas situaciones de la vida cotidiana. Merece la pena conocerla a fondo y poner más conciencia en cuál es su función.

 

 

 

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