El final del sufrimiento

Los procesos en los que el cliente va a hacer te proporcionan herramientas para manipular la conducta o los pensamientos que están relacionados directamente con los síntomas del sufrimiento, con el fin de aliviarlo. Los procesos en los que el cliente va a ser, como las psicoterapias humanistas, promueven que la conciencia llegue hasta las causas profundas del sufrimiento, con el fin de sanarlo. Sólo atravesando el dolor, apoyado por la conciencia, se puede salir de él y ver qué hay al otro lado.

Pero trascender el sufrimiento es una meta inalcanzable para las habituales herramientas de la psicoterapia. Según la sabiduría oriental, el final del sufrimiento tiene que ver con la trascendencia del ego y con la naturaleza de la conciencia. Esto es algo inaccesible para las conciencias sensorial, conceptual y emocional, que son con las que habitualmente trabaja la psicoterapia. Para ello, es preciso acceder a estados más sutiles y lúcidos de conciencia.

Las psicoterapias que se adentran en los aspectos transpersonales del ser humano utilizan técnicas de acceso a estados no ordinarios de conciencia desde los cuales el yo y el sufrimiento adquieren una dimensión diferente. Una de esas técnicas es la meditación.

La meditación permite trascender las conciencias sensoriales, la conciencia conceptual y emocional, y acceder a la conciencia primordial, dotada de la lucidez necesaria para percibir la naturaleza del ser y la naturaleza de la mente. En estados de meditación profunda es posible la indagación en cómo la visión ilusoria que tenemos de nosotros mismos está relacionada con el origen del sufrimiento.

Un trabajo continuo y profundo con la conciencia lúcida llevaría a la percepción de la naturaleza ilusoria de aquello que creemos ser y a la percepción directa de la naturaleza del ser, aquello que trascenderá a la muerte: nuestro sufrimiento vital por antonomasia.

Todo esto excede del ámbito convencional de la psicoterapia, pero no de los objetivos de crecimiento de todo ser humano. Pertenece a la búsqueda espiritual, algo que ha dado origen a las psicoterapias transpersonales y que ha sido incorporado por alguna de las psicoterapias humanistas, como la gestalt.

El trabajo terapéutico puede ser muy útil para poner más conciencia en los condicionamientos que nos mantienen atrapados en el sufrimiento. Una gran parte de ellos, pueden ser resueltos mediante la propia psicoterapia. Pero la trascendencia del sufrimiento derivado de la sensación biológica e innata de ser alguien que nace, vive, sufre y va a morir, necesita un trabajo mucho más profundo y constante con métodos de acceso a la conciencia primordial, como puede ser la meditación.

Trascender el ego es uno de los objetivos de la meditación. Pero para poder indagar en la naturaleza del ego, es imprescindible conocer muy bien el ego y los condicionamientos que nos impone. Este es el objetivo de la psicoterapia. Sin embargo, para llegar a trascender el sufrimiento, ni la psicoterapia ni la meditación son la solución. La solución es más conciencia.

 

 

 

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