6. La terapia es una oportunidad. Merece la pena aprovecharla |
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Al iniciar un proceso terapéutico humanista, la persona emprende un camino de encuentro con sí mismo. Sólo él conoce su propia vida y sólo él puede irla llevando al proceso terapéutico. El descubrimiento de uno mismo es un recorrido fascinante, pero no exento de incertidumbres y dificultades. Requiere coraje y un firme compromiso entre las dos fuerzas interiores que impulsan la transformación: la voluntad de ver y la voluntad de sanar. Supone iniciar un segundo proceso de crecimiento, en esta ocasión con más conciencia para afrontar el sufrimiento. Los obstáculos que vayan surgiendo en la relación entre el cliente y el terapeuta, también van a forman parte del proceso. Tal vez ya intuyes que puedes vivir con más conciencia y por tanto, con menos sufrimiento. No vas a encontrar nada nuevo, excepto a ti mismo La relación terapéutica te da la oportunidad de transitar con más conciencia todo lo que te suceda. ¿Preparado para hacer terapia? Necesitar dejar de sufrir no significa que estés preparado para iniciar una terapia. Cuando la terapia te lo pone difícil... La terapia es un proceso y, por tanto, habrá sesiones en las que se producirán más avances que en otras. Responsable de tu propio proceso Desde el primer momento, tú te responsabilizas de los temas que llevas a terapia y de los que no llevas. Prioridad del proceso terapéutico El proceso terapéutico será más eficaz cuanta mayor prioridad le concedas. Cómo se adquiere más conciencia La nueva conciencia no va a llegar como consecuencia de algo razonado, lógico o coherente. Trascender el sufrimiento es una meta inalcanzable para las habituales herramientas de la psicoterapia.
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